El viernes 6 de octubre tuvo lugar un encuentro de diálogo abierto con modalidad virtual, organizado y llevado adelante por el MPPU Buenos Aires, con el objetivo de compartir sensaciones, reflexiones y propuestas en relación a la realidad política del país y de nuestro territorio particular.
La participación fue de 50 asistentes muy diversos entre sí. Entre los inscriptos (101 personas) la edad promedio fue de 61 años, donde el más joven tenía 19 y el más longevo 82 años.
Pensando en el momento actual de nuestro país, encontrándonos próximos a la fecha de elecciones presidenciales, la propuesta fue el diálogo como apuesta a construir juntos. Saliendo de esta actividad en particular, la experiencia del MPPU lleva a elegir como modo de acción al laboratorio, un laboratorio de ensayo de construcción de comunidad, de búsqueda de caminos que nos lleven a un diálogo que transforme la realidad.
Para este diálogo abierto las pautas iniciales que se propusieron fueron: todo lo que dice el otro tiene valor, tiene sentido. Saber reconocer las diferencias, no dejarlas de lado. Estas premisas remiten a las palabras del Papa Francisco en torno al diálogo cuando dice que “el conflicto es parte pero la unidad es mayor”. Así, hay lugar para la discusión, las diferencias, los desacuerdos, pero siempre en clave de unidad y de construcción.
Entonces fue propuesta una dinámica de diálogo para trabajar en grupos (salas), preguntas individuales cuyas reflexiones se compartían, siempre en relación a la realidad sociopolítica de nuestro país en el presente:
1: ¿Cómo me siento al respecto?
2: ¿Cómo quisiera que fuera esa realidad?
3: ¿Qué organizaciones ya están haciendo algo en esta dirección?
Luego de compartir estas respuestas, una dinámica nos hacía ponernos constantemente en el lugar de quien respondió distinto, de apropiarnos de las ideas del otro, de ponernos en lugar de quien pensaba distinto.
Algunas de las palabras que surgieron en relación a la primera pregunta fueron: TEMOR, DESCONCIERTO, DESAFÍO, ESPERANZA EN LOS JÓVENES, ANGUSTIA, DESEO DE INTERVENIR, HARTAZGO, FE EN EL MILAGRO, INDIGNACIÓN, OPORTUNIDAD
Sobre la segunda respuesta, algunas de los deseos arrojados: economía justa y sustentable. Salud de acceso irrestricto. Educación como bien social, capaz de reinventarse. Justicia con valores, independiente. Acceder a una vida digna y fraterna.
Algunas de las organizaciones y grupos de trabajo identificados: jóvenes, grupos de trabajo sobre el consumo problemático, sobre comunidades de inmigrantes, Economía de Francisco, Economía de Comunión, Movimiento Políticos por la Unidad, Pastoral social, Grupos de acompañamiento a Niños con discapacidad, adultos mayores, Militancia política, docentes de escuelas especiales/pastorales, Organizaciones barriales, Movimiento extensionistas universitarios,
Sobre esta pregunta disparadora, concluimos que son las iniciativas comunitarias las que son verdaderamente transformadoras, donde aparece una comunidad. No importa el tamaño, sino los vínculos que establece con otras organizaciones y otros actores sociales. No hay que empezar a cambiar la realidad, sino identificar las iniciativas que ya trabajan en este sentido y decidir en cuál de esas queremos encarnar nuestro amor a los demás.
Estamos dentro de un universo físico y humano del cual somos parte, y podríamos ser parte más significativa si nos organizamos en pos de la transformación que buscamos.
¿Qué podemos hacer hoy?
Habiendo hecho una lectura posible del presente, muchos nos sentimos llamados a involucrarnos, a trabajar en los espacios que responden a nuestros ideales. Pero no lo hacemos de manera individual. Ese trabajo siempre es con otros, aunque no pensemos igual o no estemos de acuerdo del todo. Pero identificamos una clave: reconocernos para poder trabajar juntos ENTRE todos. Lo que nos une es saber que vamos por el mismo objetivo, que es la construcción de la fraternidad, más allá de nuestras diferencias y con ellas.