El sábado 3 de junio en las instalaciones de la Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE), se llevó adelante una mesa de diálogo político organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa de Rafaela (ACDE – Rafaela), la Comisión de Desarrollo Humano Integral de la Diócesis de Rafaela (CDHI), miembros del Movimiento de los Focolares de la misma Diócesis, y representantes del Movimiento de Políticos y Políticas por la Unidad de Argentina (MPPU). Los dirigentes convocados fueron los precandidatos a intendente y concejales de los diversos espacios políticos de las localidades de Rafaela y Sunchales (el evento contó con cerca de treinta participantes).

 La jornada comprendió dos momentos: el primero centrado en el compartir experiencias con dirigentes de otras zonas, de diversa extracción política y responsabilidad, acerca de iniciativas que se llevaron adelante gracias a un camino de diálogo y acuerdo entre las distintas fuerzas. 

El segundo momento consistió en un taller que siguió el Método CHE, palabra en idioma Mapuche que significa persona o gente, y que, a su vez, como sigla significa “comunidades hilando estrategias”. Estas claves de construcción colectiva, llevadas a un método práctico de puesta en marcha de una mesa de diálogo, fueron las elegidas para traer todas las particularidades que los distintos participantes pusieron en juego bajo las consignas que orientaron las tareas. 

En este espacio los dirigentes  trabajaron sobre agendas estratégicas y actores relevantes en el marco del proceso electoral en curso. Este trabajo pretende penetrar los contenidos en valores, temáticas y líneas de acción que tengan proyección a mediano y largo plazo, a los 40 años de la recuperación de la democracia en Argentina.

En conjunto, estos  momentos tuvieron como propósito recuperar el valor institucional de la política, reivindicando el compromiso en la participación, a través del intercambio de experiencias. Crear vínculos como herramienta de trabajo en red.

Finalizó el encuentro con la confección y adhesión de los presentes a un documento en el que quedó plasmado el compromiso a sostener el diálogo político como metodología de trabajo para el bien común, desde el lugar que cada uno ocupe dentro de la comunidad.

El aporte que una experiencia como esta le hace al presente de la política local, es la práctica del diálogo como modo de construir las políticas públicas que se llevan a la práctica desde los distintos roles que en la sociedad ocupa cada uno de los actores que la conforman. Introducir el valor de la fraternidad en este hacer político habilita a pensar los vínculos como elemento esencial de las tareas políticas, que no deja por fuera el disenso o las diferencias, sino que, lejos de eso, toma de esa diferencia la riqueza del aporte que puede hacer a la construcción del bien común.